Con este «El grito» hice una vuelta al mar y a la mujer solitaria, tema de mis primeras obras. En esta acuarela un tanto romántica, que me recordó, salvando las distancias, a los paisajes infinitos de Caspar David Friedrich; la protagonista lanza un grito (que no vemos) al horizonte.
Para su realización intenté trabajar con la paleta de Velázquez (principalmente azul marino, siena y ocre), tratando de no salirme.