Acrílico y restos de madera quemada.
Lo primero que hice fue salpicar la cola, luego rayé un trozo de madera quemada sobre la misma. Deje secar 24 horas, y durante la tarde siguiente, comencé con las láminas de plástico duro, y la mezcla de colores, no fue un buen día en mi ánimo, más bien fue pésimo, así que reflejo de ello fue que los colores cálidos, claros, fueron tornándose oscuros, con un negro desplomado al final (como la noche en que lo terminé). En días posteriores lo retoqué, y al igual que mi heridas se curaban, fui cubriendo el negro, y destapando colores más cálidos, dándole más luz… Pero el título no podía ser alegre, pues era fruto de un mal momento, así que de ahí nació Llamas negras. Las llamas que no queman Arden en la memoria. Los recuerdos crepitan siempre en tu interior.
Llamas negras
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