En la ciudad se encuentran marcadas las rutas que se deben seguir para continuar con la rutina y en pocos momentos, un cambio: -de la casa a la universidad y de ahí, el regreso a casa; -otros días el taller, dedicado al trabajo; -salir solo cuando es necesario; en suma, dejamos que nuestra práctica se reduzca a unos contados recorridos. En esta zona de la periferia Bogotana, Usme “tu nido”, la vista cambia. Los edificios ya no son los que dominan el paisaje, se logra percibir una atmósfera menos cargada de humo, polución, gente, asfalto y el constante ruido; por el contrario, un ambiente donde el aire es más ligero.
Es así como en este sitio es posible encontrarse con espacios en los cuales la vegetación se reproduce de manera espontánea, ella misma se ordena sin tareas o funciones. Allí, en estos lugares, se es posible escuchar el agua pasar, al igual que la variedad de aves que cantan allí afuera, en aquel Erial, en ese terreno que no se cultiva ni se labra, en ese lugar en el cual realmente no sabemos qué es lo que crece, pero podemos encontrar las maravillas de la naturaleza y de pronto, una unción con nosotros mismos.